
SINOPSIS: El joven Jim Hawkins nunca había salido de la posada de sus padres hasta que descubre por casualidad el mapa del temido capitán Flint. Entonces no duda en enrolarse en La Hispaniola, la goleta que los llevará hasta el mismísimo mar Caribe. Pero sus amigos no son los únicos que quieren hacerse con el botín: un peligroso grupo de piratas está dispuesto a usar todas las armas para conseguirlo antes que ellos, y los arrastrará a una aventura fascinante y peligrosa en la isla del Tesoro.
Los piratas siempre han sido sinónimo de libertad, transgresión, aventura y juerga sin fin. Son uno de los iconos más sólidos en el imaginario colectivo. Y todo empezó con esta novela. Una auténtica obra maestra y un clásico por derecho propio.
La Isla del Tesoro es el libro que más veces he leído desde que lo hice por primera vez siendo un adolescente. Y he vuelto a este mundo no solo en papel. Creo que he visto la mayoría de las adaptaciones audiovisuales que se han hecho de esta historia, así como muchas versiones en cómic. Sin duda tuve la suerte de que esta historia llegara a mi vida en el momento justo, cuando mi edad era aproximadamente la misma que la de su protagonista, lo cual, sin duda, magnificó el efecto de la identificación con él.

La peripecia de Jim Hawkins le lleva a aprender el auténtico sentido de conceptos como la amistad, la lealtad, el compromiso, la confianza, el deber y el honor. Por un lado quiere estar a la altura de las expectativas de los dirigentes de la expedición, el señor Trelawney, el doctor Livesey y el capitán Smollet. Cada uno de ellos representa diferentes aspectos de la “autoridad” y el “orden”, diferentes modos de paternidad. Por otro lado está Long John Silver, uno de los más grandes personajes de la literatura universal. Será el gran amigo de Jim, el que le mostrará la fascinación del lado salvaje y prohibido. En cierto modo, Jim siente que debe estar a la altura de la confianza y la amistad que John le profesa, lo cual, obviamente, le creará un conflicto que es uno de los motores de la historia.
Todo funciona de manera magistral: la acción, los diálogos, los personajes, la ambientación, la atmósfera, el ritmo. Como dije antes, una inapelable obra maestra.
Existen incontables ediciones de esta novela, pero esta edición de la editorial Anaya, cuidadosa y deliciosamente ilustrada, destaca por su calidad. Parece dirigida a lectores jóvenes, lo cual me parece muy acertado ya que, como dije antes, es la etapa perfecta para encontrarse con esta obra. Tiene un formato grande, tapa dura sin sobrecubierta y gran tamaño de letra, lo que hace muy cómoda su lectura. Las ilustraciones de Jordi Vila Delclòs son magníficas y reflejan perfectamente el tono sombrío y oscuro de gran parte de la historia. No son dibujos en blanco y negro, pero a veces lo parecen. Desde luego aportan una atmósfera que le sienta muy bien.
Solo pondré un par de peros. Aunque escrita para público juvenil, su lectura hoy tal vez exige un poco de esfuerzo al lector joven. Tal vez se podría haber apostado por una traducción que mitigara un poco el nivel de exigencia para lectores poco acostumbrados, aunque también soy de los que piensan que el esfuerzo invertido hará que la satisfacción obtenida al final sea mayor.
El otro pero se refiere a la opción del autor (a instancias de su ahijado) de no incluir mujeres en el relato. Es un detalle que puede hacer recelar a algunas lectoras principalmente, pero creo que merece la pena superar los prejuicios de género. Tampoco hay personajes femeninos en Lawrence de Arabia y todos estamos de acuerdo en que es una magnífica película.
Por último dedicar unas palabras finales al prólogo de Fernando Savater. De todos es conocida su pasión por los clásicos literarios juveniles. Al terminar de leer su prólogo, reconozco que un escalofrío recorrió mi espalda y una lagrimilla asomó a mis ojos. Gracias, maestro.
En resumen, un clásico, una obra maestra que debe figurar en todas las librerías de los amantes de las aventuras y de la buena literatura. Creedme que realmente este libro esconde un tesoro.
Pd: Solo comentar que esta reseña, aunque va firmada por mí, la ha hecho Juanjo Grau, colaborador muy ocasional de este blog.