Felices fiestas a todas y todos. Espero que lo hayáis pasado genial en familia, y que os hayan traído muchos regalos. Yo creo que debo haberme portado muy mal, ya que poco me ha llegado. Bueno, que se le va a hacer, veremos si los tres Reyes se apiadan de mí.
Lo que menos—creo—que os podéis imaginar es de lo que os voy a hablar ahora: Vampiros. Unos seres que a lo largo de la historia de nuestra literatura, han hecho las delicias de muchos, y pasar noches de auténtico terror a otros tantos lectores/as. Mi reflexión viene de mucho tiempo atrás, pero tras ver el otro día La reina de los condenados, obra de la célebre y amada—por mí y por muchos—Anne Rice, Debo decir sin temor a equivocarme que es la precursora de la literatura juvenil vampírica, y del género Juvenil Romántica. Vosotros diréis que estoy loco, y puede que estéis en lo cierto, pero… tras décadas de éxito, esta autora cosechó miles de críticas por cómo desarrolló su obra cumbre Crónicas Vampíricas.

Me atrevería a decir que Anne fue la que dio el pistoletazo de salida al concepto de “vampiro bueno”. Un ser que reniega de su naturaleza, pero no puede evitar la necesidad de alimentarse para subsistir. Bueno, quizás sería más acertado decir que era Louis es que tenía estos remordimientos, pero en mayor o menor medida, Lestat también demuestra a lo largo de la saga la necesidad de ser querido y que su recuerdo sea eterno.
Hay grandes obras como: Drácula, La condesa Bathory, Vampiro la mascarada, que os hablarán del antiguo concepto vampírico, pero creo que pocas como Crónicas vampíricas.
Todos recordaréis la adaptación cinematográfica del libro, cuyos protagonistas eran: Brad Pitt, Tom Cruise y Kristen Dunst. La crítica dice que no hubo, ni habrá mejor elenco protagonista, y en cierto modo tendrán razón, pero… viendo La reina de los condenados he visto el germen de muchas películas vampíricas posteriores. Stuart Townsend, el segundo vampiro que encarnó a Lestat dota al personaje de más cinismo si cabe, una criatura que tras beber la sangre de Akasha es coronada como nuevo rey.
Os invito a que veáis el inicio de la película, con un alto contenido de película de serie B, muy al estilo de Crepúsculo, la mansión de Lestat y los clubes que frecuenta (Blade y True Blood) la relación de Lestat y Jesse, una joven que quiere convertirse en vampiresa… Hay tantas reminiscencias a la literatura juvenil vampírica actual, que como fan de las dos sagas me siento indignado por la crítica que han sufrido ambas, una, por que se iba del hilo argumental, introduciendo ángeles, demonios y brujas, y otra por esa relación tan casta y sosa.
Obviamente la calidad de Crónicas, sobrepasa a la de Crepúsculo, pero… ¿Por qué fue tan criticada en su día Anne Rice? La razón no la sé, pero lo que sí sé es que supuso el camino hacia el cambio de todo un personaje literario. Una criatura antes concebida como demoníaca, que pasa a convertirse en un ser bello y atractivo. Por no hablar del erotismo implícito que había en el acto de alimentarse, cosa que se ha perpetuado en todas las sagas de libros del género.

El rey ha vuelto, y lo ha hecho para succionarnos a todos. Una verdadera obra de arte de la literatura vampírica.