
SINOPSIS: Victoria y Kenji comparten un secreto: las cicatrices que recorren sus muñecas. Para ella, los días transcurren contando calorías e intentando que su hermana no la obligue a comer más de lo que ella considera suficiente. Él vive escondiendo las marcas de su pasado bajo tatuajes y trabajando de sol a sol en un bar para amantes del rock.Ambos están solos, aislados del mundo…Hasta que Kenji descubre a Victoria en los baños del bar donde trabaja rodeada de un charco de sangre. Todos creen que ha intentado suicidarse, porque sufre anorexia, porque su novio acaba de dejarla, porque en definitiva parecía inevitable. Pero nadie la entiende realmente… hasta entonces.Victoria y Kenji se mueven a la velocidad de la vida e, inevitablemente, acabarán encontrándose.
Kenji encuentra a Victoria en el suelo del lavabo del bar donde trabaja. Todo hace sospechar que ha querido suicidarse con una navaja que encuentra por casualidad. Sin embargo, Victoria sólo deseaba calmar el dolor que siente porque la ha dejado su novio. Durante este tiempo, Victoria ha luchado contra la anorexia, una enfermedad incomprendida para la gran mayoría de la gente. Siempre encontró apoyo en su novio. Él nunca la defraudó.
Después de que Kenji la salvara, Victoria pasa unos meses en una unidad para enfermos de desórdenes alimenticios. Cuando sale del hospital, Victoria desea regresar a su rutina y seguir estudiando en la universidad. Vive con su hermana, quien supuestamente es la que vigila que Victoria haga las cinco comidas diarias. Sin embargo, Victoria ha vuelto a recaer. Su día a día se resume en contar calorías, en pensar que todo lo que ingiere es ponzoña y en engañar a su hermana.
Corazón de mariposame parece una novela arriesgada, cruda y honesta, aunque he sentido que le faltaba algo para considerarla redonda. Me va a resultar muy difícil hacer esta reseña porque la autora es muy joven, y sólo por este hecho, ya se merece un gran aplauso.
Victoria es la protagonista de esta historia. La anorexia es una enfermedad incomprendida, y conforme iba leyendo la novela, más me reafirmaba en esta idea. Para empezar, ha sido difícil empatizar con la protagonista. Quizás esto no sea del todo negativo, sino más bien un hecho que la autora ha deseado que fuera así. La protagonista es egoísta y vive en su propio caparazón. No es algo de lo que Victoria sea consciente. Sabe que está enferma, aunque también siente que la comida le hace daño. Esto no es más que una parte de su enfermedad. Me ha gustado cómo ha abordado el tema, cómo ha intentado que el lector mirara a través de los ojos de una anoréxica. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de la autora, la historia no me ha llegado todo lo que me hubiera gustado.
Victoria es fría, así como la narración. O así es cómo la he sentido yo. Es cierto que sentimos esa frialdad que envuelve a Victoria, cómo cuenta las calorías, cómo lucha contra el hambre, cómo se enfrenta a la comida cada vez que tiene un plato delante.
No me han resultado creíbles los personajes secundarios, ni tampoco la relación amorosa. Creo que los secundarios están un poco desdibujados. No he entendido por qué la madre no está más pendiente de Victoria. No era la primera vez que Victoria recaía en esta enfermedad. Tampoco he entendido el por qué la hermana cierra los ojos ante la evidencia. Y con respecto a Kenji, la relación me ha parecido forzada y precitada.
En cuanto a la narración, ha habido partes que se me han hecho lentas, quizás por ese infierno personal en el que vive Victoria. En algún momento he percibido que había fuerza en lo que contaba, pero en otras ocasiones, ciertas partes me han resultado confusas. Ha intentado que el lenguaje fuera poético, aunque no lo termina de conseguir, resultando más enrevesado que metafórico.
En fin, que tenía muchas ganas de leer esta novela, deseaba que me gustara más de lo que me ha gustado. No obstante, esto no es más que una opinión personal. Deseo que esta novela sea el inicio de una brillante carrera como autora.
Con la colaboración de Neo Plataforma.